Casting para: Anne M. Dubois

¿Que es estar enamorada? si no es dar todo por el no puedo concebir otro significado.


No importa cuantas veces suceda, podría entregarme cada día, cada noche, en cuerpo y alma al hombre que ahora es mi esposo, solo por ver esa sonrisa cada mañana antes de irme a mi despacho, por escuchar su felicidad antes de dormir abrazada a su piel desnuda y sentir como esa misma piel se envuelve en fuego  solo de poder tenerme cerca, como respiro por el, para el, por que es mio y yo soy suya, por que así esta escrito, en algo más que un papel legal y no puedo imaginarme que hubiera pasado de haber sido  diferente.

-Por favor mi vida...solo un momento más, solo un poco más-

Susurro a su oído mientras  me abrazo a su pecho. Sonríe, lo sé sin verlo, por que con el tiempo aprendes a reconocer cada gesto del hombre que amas como si fuera tu misma persona. Pero luego recapacito, y mi psique me lo dice: Somos personas de negocios, y estar en cama todo un miércoles no es digno de nuestro reconocimiento y labor.

Sus palabras me ponen de nuevo en posición de prerrogativa; me gusta escucharlo decir que me ama, por que solo yo puedo conocer esa parte dulce de el que no muestra a nadie, por que es solo mía. Sí, ¡Oh si! la parte dulce de mi excelente pero cara dura (ante los demás) marido.

En menos de dos minutos la cama ha quedado vacía y mientras me cepillo el cabello, lo veo colocarse la ropa.

Adoro la forma en que  Balthazar puede colapsar mi universo con solo hacer dilatar mis pupilas a su presencia, con poses bien acomodadas. Malo sería que fuera pura zalamería pero, lo cierto es que el hombre de mi vida tiene más en la piel  que solo lineas marcadas por su buena forma. Sus gestos, su presencia, son vida, son verdad, son amor hecho a mi medida, ese que no puede adquirirse de otro y que solo un 10% en el planeta podemos encontrar verdaderamente para pasar y pasar, transmitir, gozar.

La camisa va cediendo a sus manos y termina por estar lisa, aplacada a la forma de su cuerpo y mientras termino de colocarme el vestido, el llega y me ayuda con el cierre. Mi piel se va erizando a su mero contacto, como la primera vez. Soy la flor más frágil en sus manos pero tambien, puedo ser la desconocida caperucita que se come al lobo entre sus sabanas. Seguro que el cuento jamás fue contado de esa forma para una mujer criada en la absoluta decencia como yo. Me río cada que recuerdo como me lo contaron alguna vez. Un cuento como cualquiera, pero que con mi esposo, el único que me conoce en esa situación, resulta más mágico  que otros.

Sus manos sueltan el abrazo que me ha dado tras mirarnos en el espejo unos segundos.

-¿Café Mr.Broussard?-

Pronuncio en un tono dulce. Asiente con la cabeza, y en su rostro,  esa mirada que me hace amarlo tanto.

En la cocina compartimos los besos que no volveremos a darnos hasta el final del día, por que hoy tendrá junta de socios y eso significa que no vendrá a comer y que yo comeré fuera pero vendré a casa para preparar la cena después de una cita con un cliente relativamente nuevo, el Señor Lekker.

Mi esposo, mi amado esposo que solo puede ser amable conmigo,  me toma la cintura pero no me deja voltearme para estar de frente a el. Sus manos acarician, se abren camino por la tela de mi vestido, sin quitarlo, imaginando cada linea, cada contorno y así, dibujan mi lencería y el contorno de la prenda que cubre mi intimidad justo más abajo, con aquel encaje bordeando las orillas. Me sonrojo algo apenada y me muerdo el labio, por que a pesar de los años, mi personalidad tímida, dulce y reservada, siempre aflora. Sabe como tocar los puntos que podrían explotarme sin siquiera buscar como presionarlos, hasta el momento preciso. Me juega el anhelo en la boca como la promesa de que nos veremos para la cena, antes de cerrar el cuadro perfectamente con un beso. Y yo le creó y podría adorarlo como a un dios, aún si la semana pasada, lo espere cuatro veces con la cena servida hasta que las velas se apagaron y me venció el sueño. Su trabajo siempre es muy cambiante, exigente, pesado.

Pero eso no es importante.

Yo adoro estar enamorada de el, Aún más desde el día en que nos casamos, no solo por lo que tenemos y por su increíble fisionomía, sino por que juntos hemos aprendido a mejorar, a llevarlo todo, hemos demostrado que eso del sexo juntos nos va, por que podemos hervir a vapor o terminar deshaciendolo todo y eso, casi nunca sucede por que sabemos que lo que rápido viene, rápido se va. No me viene mal decirle adiós unos momentos, o ser la mujer que el aveces me pide por complacerlo, tampoco el ser la más dulce miel. Yo solo soy como me hace el tiempo. Como el me merece. Soy la mujer dedicada, abnegada, la esposa buena.

-¡Ten un buen día!...te amo-

Murmuro al mirarlo abriendo la puerta para salir, Luego miro el reloj con un gesto tranquilo. Voy a tiempo para mi primera cita del día, con esa mujer que pretende liberar algunos años de su esposo en prisión. Me estremece nuevamente el recuerdo de mi esposo en la piel y con la misma sonrisa tomo el portafolio, el saco y las llaves del auto.

El día se pasa de largo con las tres citas de la mañana. Las historias son casi siempre las mismas, casi siempre rutinarias y el procedimiento, aunque distinto, me encanta. La ultima cita llega y observo la agenda justo en el momento en el que mi recepcionista me avisa que ha llegado y le doy la orden de permitirle el paso antes de levantarme para saludar al señor Lekker de mano. Un hombre elegante con un gesto apacible en la mirada.

Mi mano  presiona la suya en el saludo cordial, profesional, y la sonrisa siempre amable.  Le indico con la mano un gesto suave, para que tome asiento y hablar de su caso, exponiéndolo a mi asesoría legal.

-Bienvenido Mr. Lekker, disculpe si he tardado un poco en recibirlo, tenía algunos pendientes de archivo, pero bien, son cosas del oficio-

Sonrisa, movimiento de melena con la mano, forjar el expediente nuevo, sonrisa otra vez, ver a Adelle entrar con una bandeja, dos tazas y la cafetera caliente, mientras sirve.

-¿café?-

Asiente. Dos tazas, una con todo, otra solo con una cucharada de azúcar, y Adelle se va.

-Bien, empecemos de nuevo con la revisión  Mr. Lekker, la cita pasada quedo pendiente checar su expediente en juzgados y lo he localizado esta semana apenas, es por eso que le he llamado y ahora viene la verdadera pregunta. ¿Que busca realmente solucionar en este asunto?-