Casting para Balthazar Broussard

Ese, ese acababa de sentenciar su muerte. Él no sabía si quería morir, pero definitivamente lo haría. No entendía como a pesar de su reputación aun andaban detrás de su mujer; si, sabía que era una fiscal muy interesante, hermosa e inteligente pero era de él. ¿Quién se supone que era ese tipo que le estaba rondando a su mujer últimamente? Se preguntó si el no sabría quién era él y lo terriblemente posesivo que era con ella.

Balthazar tomó asiento en su silla de leather en la oficina con vistas especiales, las más hermosas desde parís, se veían sus calles, sus transeúntes y la torre, apoyo su codo en el sillón y su barbilla sobre su palma entreteniéndose con las personas que cruzaban por allí y que no se daban cuenta de que estaban siendo observadas a  lo lejos, desde arriba.

Las cosas se podían poner complicadas para ese sujeto si continuaba rondando a su mujer, sabía que implicaciones había con ello; su mujer fiscal penal famosa, él, se suponía que empresario pero no era un tonto, sabía que siempre aparecían uno o dos chivos expiatorios y se daba definitivamente el caso de que alguno hablará por eso dudaba que ese hombre no supiese con quien se metía, aun así quizá fue solo una acción a la ligera, cosa que también dudaba.

Gruño cuando uno de los hombres con los que trabajaba entró después de tocar. -¿Qué  haremos con esto?- preguntó entonces. Se giró con satisfacción el simple hecho de haberlo conseguido tan rápido  solo le decía lo eficaz que eran algunos de sus hombres.

Miró al hombre con lentitud, fríamente, se puso de pie y se acercó a él. –Me han informado que ha estado rondando a mi mujer- le informó dando unos pasos más a él. Él era elegante pero sus celos no lo eran y ahora mismo no quería al hombre cerca de su inocente  y hermosa mujer, no importaba que el estuviera con más de una mujer, ella era de él y de nadie más.

Vio como el hombre se preparó, el cabello rubio y los ojos azules de él, de rasgos finos hicieron que el empresario bufará con ligera burla y diversión –Por Dio, si solo eres un Ken-rodó los ojos y aunque se mantuvo erguido y molesto mas relajado.

La ligera indignación del hombre se hizo presente cuando alzó la barbilla, pero a el no le importaba, era un cobarde, delgaducho que no sabía lo que hacía, aun así decidio darle un escarmiento- Sé quien eres, qué haces, cuales son tu madre y tu padre y tu tipo de sangre- le dijo-tambien sé que tendrás una fase de olvido y te olvidarás de mi Esposa Anne la fiscal. ¿La recuerdas?- le preguntó suavemente, su voz salía tan suave y tranquila como siempre pero con el mismo deje de veneno que imprimia solo para aquellos que le molestaban, y que encima se metían con algo que era suyo.- o si no, mis empleados-el hombre que había llevado hasta el rubio a donde Balthazar lo apretó mas dejando que el rubio soltará un quejido de dolor-O si no, ellos te provocaran una amnesia repentina y quien sabe a que tanta gente olvidaras después de ahí.-le dijo. – Llevenselo-terminó.

Cuando salieron todos Balthazar tomó su chaqueta y se dispuso a ir al Cabaret, tenía a alguien más a quien visitar esa noche.