Casting Camille R. Bouvier

nombre del personaje elegido: Camille R. Bouvier.

   ¿por qué te interesa tomar este personaje? la vida no solo es interesante cuando las cosas salen bien, sino todo lo contrario. Lo que prueba la verdadera fuerza de las personas es como logran sobreponerse a las circunstancias trágicas, a los curiosos giros del destino, y Camille ha sabido hacerle frente con maestría a todo aquello sucedido en su vida. No pierde las esperanzas de salir del mundo en el que por  malas decisiones o extrema confianza se ha metido,  y es aquella aventura la que me intereso del personaje. De cómo tener una vida tan normal y aparentemente perfecta, las cosas se han jodido tanto que la levan a la situación actual. Es un personaje complejo y de varias aristas, pues nadie deja su vida pasada completamente, y es eso lo que quiero llevar.

   prueba de rol, a elección, que de cuenta de la personalidad establecida para el personaje. (no menos de 20 líneas completas)

La hora.  20 minutos tarde. La necesidad extrema de correr. No sé como el turno en el restaurante se había alargado tanto y ahora debía correr a toda prisa sacándome el delantal en el camino. Si los del restaurante eran estrictos con los horarios, nadie podía imaginar  cuanto peores eran en el Cabaret.  Ni siquiera tuve tiempo  de mirar mi rostro, no estaba maquillado y eso sería una pérdida de tiempo maquillándome aún más de lo que siempre lo hacía antes de entrar a bailar como cada noche que tenía turno. Repasé mentalmente la semana para saber si  Josette también tenía que ir hoy al Lido.  Y mientras seguía corriendo, ya que los taxis pasaban llenos y sin muestras de querer detenerse, una sonrisa se esbozo en mi rostro. Sí, aquel día en el restaurante no había visto a la rubia, pero ahora que  repasaba nuestros horarios estaba más que claro que la vería esa noche. Y entre tanta miseria, entre tanta locura, y entre tanto secreto  en mi vida, tener una mejor amiga que me entendiera tal y como eran las cosas eran sin duda un lujo que no malgastaría. Jamás.

Solté mi cabello que estaba tomado sobre mi cabeza en un moño para comenzar a deslizar mis dedos a través de él, con la esperanza de que  se desenredara y así poder estar lista antes de mi turno de baile.  Pero esa no era la misión de esa noche. No, la misión de esa noche era evitar aunque sea unas horas a Jonathan Valmont. ¿Por qué? Se preguntaría cualquiera. Y es que hace unos días Jonathan me había pedido una nueva chica para el Cabaret, y no precisamente para que bailara, sino para servicios en los que no era de mi comodidad mentir. Sí, yo había llegado allí por un engaño, pero bien sabía que por deseo, curiosidad o simplemente necesidad de dinero habían muchas que  lo harían voluntariamente. Tanto ser bailarina como  el sexo. Y es aquellas chicas las que estaba intentando reclutar. Un par de días más y lo lograba completamente, pudiéndole dar  buenas noticias a Jonathan, pero no ahora. A ambos nos gustaba bastante hacer bien el trabajo, aunque yo sabía que saldría de aquel mundo apenas tuviera la oportunidad de independizarme en algo mejor.  O no mejor, pero al menos diferente.

- ¿Son estas horas de llegar, Cam?- inquirió el portero mientras yo seguía avanzando a toda máquina hasta llegar a los vestuarios.  No tuve  tiempo ni siquiera de responderle, ya me las vería peor si estaba un minuto más atrasada aún.  Me miré a mi misma frente a mi reflejo de aquel espejo, y esbocé una pequeña sonrisa.  Se acabo Camille de día, bienvenida Camille de noche. Deje mi móvil sobre la mesita, aunque la pantalla avisaba que mi tía no había dejado de llamar. Una batalla a la vez, Camille, ya tendría tiempo y energía para nuevamente mentir sobre que había hecho esa noche. Todo sea por la ansiada independencia, todo sea por ver aquel sueño cumplido más y más cerca.  

Mi cara deslavada se fue transformando por la de una atractiva chica de labios rojos y mirada penetrante, y mi jeans y camiseta básica por un atuendo lleno de brillos y  encajes. Esta era otra identidad, otra que había creado en aquel lugar para no sentirme  extraña frente a cada situación que me tocaba vivir a diario.  Diez minutos para salir a bailar y mire de entre las cortinas el lugar. Lleno como siempre; todos en sus asuntos como siempre. Observé a un hombre de mediana edad sentado con un trago. Suspiré. El era, digámoslo de alguna manera, un cliente habitual. No  me gustaba, no me agradaba, odiaba sus maneras, pero era trabajo. Y  sí eso me acercaba más a poder sostenerme sola, bienvenido sea.

30 segundos para bailar.

-Show must go on, Cam- dije con una sonrisa y mis pasos decididos entraron por fin en aquel espectáculo que era todo el Lide.